Un buen par de vaqueros (o jeans) deberían convertirse, al menos, en un elemento ciertamente básico en el armario de todas las mujeres. Existen un montón de estilos de vaqueros, y son tremendamente comunes y habituales. Pero, a pesar de ello, es posible que en la mayoría de las ocasiones no sepamos cómo cuidarlos para conseguir que duren más. A diferencia de lo que realmente se piensa, un exceso de lavado puede ser contraproducente, ya que lejos de conseguir que el vaquero esté perfectamente limpio y en buen estado puede acabar dañando la tela y ocasionando, incluso, que acabe por durarnos menos de lo previsto. Por tanto, ¿cómo deberíamos lavarlos para intentar conseguir que duren más?.
Una vez que se hizo popular la idea de que no deberíamos lavar nuestros vaqueros, existen muchas personas que lo evitan, al pensar que el proceso de lavado acabará por afectar de forma muy negativa al estado general de los jeans. Afirman, por ejemplo, que el lavado descompondrá la tela y hará que el tinte o el color se desvanezca, pero dejan de lado algo fundamental: la acumulación de suciedad, la presencia de células de la piel muertas, aceites corporales naturales y, además, la suciedad ambiental. Evidentemente, el desgaste también hará que el tinte y el color se desvanezcan.
Por tanto, es preferible tener unos pantalones limpios, y hacerlo correctamente para intentar cuidarlos al máximo.
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Cuál es la mejor manera de lavar nuestros vaqueros
A pesar de que el lavado no es, en realidad, el principal enemigo de nuestros vaqueros, existen algunas buenas prácticas que todos deberíamos conocer. Antes de arrojarlos a la lavadora, lo más adecuado es darles la vuelta. Esto ayudará positivamente a la hora de proteger y preservar el color, y permitir que la parte más sucia, el interior, tenga una mayor exposición tanto al agua como al detergente.
A la hora de lavar jeans oscuros, lo más adecuado es utilizar un detergente especialmente diseñado para ropa oscura, lo que evitará a su vez la decoloración y preservar el color al máximo.
También pueden ser lavados a mano, lo que ayudará positivamente a la hora de reducir el desgaste, al ser una experiencia de lavado muchísimo más suave para las distintas fibras del tejido. Y solo será necesario utilizar agua fría y una pequeña cantidad de detergente. Efectivamente, agua fría, en lugar de agua caliente.
Si deseas lavarlos por ti misma, solo tienes que sumergir los vaqueros por completo, y dejarlos en remojo durante un período de entre 15 a 30 minutos. Luego, pasado este tiempo, solo tendrás que enjuagarlos bien. Puede ser útil incluso hacer el proceso de lavado tres veces. Luego, una vez completado el proceso, enróllalos y presiónalos firmemente sobre ellos con el fin de liberar agua. Pero, ojo, no es adecuado estrujarlos, ya que solo conseguirás descomponer las fibras. Luego déjalos que se sequen al aire libre.
Algunos errores que debes tener en cuenta
Además del proceso de lavado, es de vital importancia tener en cuenta algunos de los consejos que te proponemos a continuación:
- Evita lavarlos con demasiada frecuencia. Cuando lavas tus vaqueros con muchísima frecuencia puede acabar provocando que el color se desvanezca, por lo que lo más adecuado es reducir al máximo el proceso de lavado.
- No uses secadoras eléctricas. Para que los vaqueros se sequen lo mejor es dejarlos al aire libre, después de haberlos volteado. Eso sí, nunca se deberían usar secadoras eléctricas, a pesar de su comodidad, puesto que podrían afectar al tejido enormemente.
¿Con qué frecuencia deberíamos lavar nuestros vaqueros?
Como opinan muchos expertos, la realidad es que en realidad los vaqueros o jeans necesitan ser lavados para eliminar olores y bacterias. Y, para percatarnos de tal realidad, solo deberíamos pensar en todos los lugares en los que nos sentamos cada día. ¿No es motivo suficiente como para lavarlos, al menos, una vez a la semana?.
Así, lo más aconsejable es lavar los vaqueros cada dos o tres ciclos de lavado, aunque lo recomendable incluso es duplicar esta cantidad; es decir, hasta cuatro o cinco ropas entre lavados. La clave está en no excedernos en el lavado, dado que esto acabaría reduciendo enormemente su duración.